domingo, octubre 23, 2005

Capitulo I


En la ciudad de Misericordia, se encuentra nuestro personaje, Al Viveros (hombre de contextura gruesa por no decir obeso, caminada chaplinesca y sudorosa, con una voz nerviosa como de payazo con gastritis, su estado es siempre alterado como cordero en año nuevo), es un ciudadano medio con tantos o mas problemas que tú, trabaja en una oficina en el centro de la ciudad, como tesorero de una empresa de distribución de alimentos. El siguiendo su rutina diaria, no imagina lo que le tiene deparado el destino.

“El Despertar”
El despertador marca las 5:30 AM, con un pito insistente quiebra la quietud de un noche sin novedad, mientras un hombre regordete con un ronquido como de mamut en celo, no se percata que un pie lo tiene fuera de su cama (este está metido en una bacinica repleta de orina), y mientras tanto el chillido infernal del despertado, ¡dale que dale!, (pareciese que ningún ser viviente se percatarse de aquello).
¡De pronto!, se siente rasgar el aire intenso (intenso por olores emanados de cavidades profundas de seres atestado de comidas de calidad dudosa, condimentadas mas de lo normal, de lo que la salud de un simple mortal resiste), se siente con gran intensidad una mano, que de un ¡zuafff!, va a golpear entre oreja y cogote a ese hombre regordete, que soñaba profundamente con una sonrisa, que estaba de pesca, y que nadie lo molestaba (mientras miraba el sol, por una lado del bote sacaba su pie para sentir el agua).

–“¡Levántate pos mierda!, ¡¿que no sientes la huevada de despertador?!”-

Grita una mujer enojada, flaca y huesuda, casi anoréxica, y aunque no lo crean la voz que fluye de ese cuerpecito debilucho, es peor que tres trasatlánticos saliendo al mismo tiempo desde un puerto con rumbo a no se donde.
De un salto, el regordete se para de la cama, con ojos de plato de fondo, mira a la mujer, mientras que con el pie aguado impulsa la bacinica que va ha dar a un vestido, el cual estaba colgado en el respaldo de una silla. Y tomando aire como queriendo esbozar algún tipo de epíteto, contra la mujer (que lo mira con el seño fruncido), le apunta con el dedo índice y haciéndole cosquilla en la nariz dice:

-“si mi amorcito, gracias por despertarme”-

Mientras ella responde espantando el dedo del regordete, con un golpe desde su huesudo rostro, y con voz irónica, remedando la vocecita del golpeado hombre:

-“¡gacia po despetame!, ¡¡ahuevonaooo!!, ¡apúrate! ¡y mira la cagada que dejaste, lavas ese vestido y lo quiero como estaba, no te olvides de despertarme cuando este el desayuno listo!”

y Al con una sonrisa de oreja a oreja le responde.
- “si, mi amor” –

Una ves hecho todos sus quehaceres hogareños, al se prepara para ir al trabajo, sale de su casa y como de costumbre va a su auto y lo enciende, pero ¡Ho! hay un problema, el cacharro año 76 no enciende, entonces Al mirando el espejo retrovisor en un estúpido soliloquio dice:

-“¡bueno Guachito!, como antaño vamos a tener que mover el culo para la pega”-

Y agarrándose la panza para echársela Hacia dentro, y como tratando de llenar los pulmones de aire, sale del auto y emprende su tedioso camino.


continuará...



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